La justicia negra
El cronómetro marcaba los 30 minutos de juego del complemento. El marcador, 0 1 en favor de Coco. El juez pitó la falta cerca del vértice del área rival, casi a un metro de la paralela a la lateral . El moreno nº 5 tomó el balón, y lo acomodó a su gusto, no había sido la tarde mas feliz del “Negro maravilla”, la superioridad ejercida por el rival en el mediocampo, su lugar favorito dentro de una cancha, lo había obligado a cometer numerosas faltas. . Pero Pablo ya se olvidó, y tiene frente a él la posibilidad de hacer borrar de la retina de todos esos malos pasajes del partido, de cambiar la tapa del diario del lunes, y evitar que Plomer sume la primer derrota en 4 partidos, luego de una racha de 3 victorias al hilo. . Sus compañeros confían en él, su pegada prodigiosa ha sabido causar revolcadas en vano, tantas veces que si uno lo interroga sobre la cantidad, él no podrá echar luz sobre la incógnita. . El arco de enfrente parecía muy lejos esta tarde, el portero rival, había pasado la tarde sin sobresaltos, pero el transcurrir de los minutos, y el temor al empate, llevaron a sus compañeros a refugiarse cada vez más cerca de él, y ahora sin entender mucho de que manera, el nº 1 está, como Genocida en el juicio, contra las cuerdas y asustado. Arma una barrera numerosa, tanto que no se entiende por donde ve. El árbitro pita, Rober da tres pasos y con cara interna le da fuerte, la pelota embiste el ángulo, se escucha el golpe seco, y luego del silencio, el estallido se hace oir desde Ezeiza hasta “
En la tarde del 13 de noviembre de 2010 el numeroso plantel integrado por 15 jugadores que viajó a Ezeiza se mostraba optimista, pero cauteloso de cara al encuentro. El rival, conocido ya, había sido vencido en el enfrentamiento de la primer parte del año, pero su ubicación en la tabla de posiciones dejaba lugar a especular con un partido nada accesible, no se equivocó. En efecto, Deportivo Coco resultó un duro rival para Plomer. Con un puñado de volantes pobló el mediocampo y durante la mayor parte del cotejo dominó el sector. En la delantera, como referencia aparecía el “robusto” nº 12, de buenas condiciones, y quien mediante el aprovechamiento de su físico aparecía como una amenaza. Pero apenas el conciliador referí pitó el inicio, Plomer salió con todo y una pared de Pato con Diego, acabó en la cabeza de Facu, que por poco abre al marcador cuando recién se abría el partido. El remate de testa fue tapado por el aceptable arquero de Coco, y el rebote, demasiado incómodo, se fue lejos. Pero la ruptura de 0 se produciría, lamentablemente, en el arco propio. Un pase largo que parecía no derivar en mayores complicaciones, quiso ser interceptado cerca del centro del campo por el “Tano Pastilla”, pero éste, apresurado, y confiando en sus indudables condiciones, erró el cálculo, y la demora en la recuperación, permitió que el delantero se viera cara a cara con Patito, quien alcanzó a entorpecer el recorrido del balón, pero no lo suficiente para evitar el gol, 0 1 abajo, y la bronca del nº 2, era tal que no hacía falta mirarlo para percibirla. Hasta ahí los herenses, a pesar de lo reseñado respecto del mediocampo, no habían sufrido alteraciones. Al delantero más peligroso se lo oía resongar, reclamar y discutir. Claro, el nº 12 había tenido la poca fortuna de que el horario del partido fue fijado a las 15:15 hs., permitiendo de esta manera que el “camionero” García sea de la partida, y, discúlpenme el paréntesis pero si hay una tarea que el “Viejo” realiza con una prolijidad asombrosa, esa es justamente la menos vistosa de todas: molestar, incomodar, agobiar, atosigar, apretar, y ello mediante la utilización de los recursos que uno se pueda imaginar, desde patadas, golpes y empujones, hasta la inmortalizada característica jugada del central que data de la época de “tiqui tiqui”; “la del proctólogo”. Volviendo al análisis del trámite del juego, no puedo pasar por alto que apenas obtenida la ventaja, Coco comenzó a “mostrar la hilacha”, y pese a contar con un puñado de jugadores de buen pie, y en lugar de ir a buscar el partido, comenzó a replegarse de a poco. En este sentido, la primer señal resultó ser la demora deliberada constante e insoportable que impulsó desde aproximadamente los 15 minutos de la primera etapa. Todo saque lateral, tiro libre, saque de puerta en su favor, y cualquiera fuera el ejecutante, tardaba una eternidad. Ojo, mi sinceridad con los lectores, que me conocen, me obliga a hacer una aclaración: una cosa es hacer tiempo a 15 minutos del final, y otra muy distinta es hacerlo a 15 del comienzo. El partido se desarrollaba chato y los arcos de a ratos sobraban. Un par de chances para cada lado, pero poquito. Ya en la segunda parte, Coco siguió con su plan cobarde y amarrete (en honor a su nombre dvo. Cocodrilo), y solito fue metiendo la colita mas atrás, provocando de este modo el lógico adelantamiento de Plomer, que a 20 del final, y motivado por el resultado y por lo retrasado del rival, pasó defender con línea de 3. De esta manera fue como los naranjas sitiaron a los ahora azules de Coco, que sin embargo, y a través de una contra que tuvo lugar promediando la mitad del complemento pudieron estirar la ventaja y concluir el pleito, pero la excelente atajada de “Pato”, de gran nivel en el torneo, dejó las chances intactas. Luego vino la genialidad de “Rober” que con su golazo ajustició las cosas, y Coco cayó en la cuenta de lo tacaño que había sido, lo que lo hundió aún más, generando así que en los 10 minutos finales “los amantes del despeje” agranden su autoestima y fueran a buscar el partido, manteniendo los 3 hombres en el fondo. La hazaña no pudo ser, pero el empate tuvo un sabor mas cercano a la victoria, y el golazo de Rober se robó el titular y cada vez que uno relataba lo sucedido, seguro que empezaba con algo así: “no sabés el golazo que hizo el negro!!!. .
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